El Internado La Laguna Negra

Héctor de la Vega: es el heredero de una adinerada familia de la zona. Su padre tenía ambiciosos planes para su futuro y quiso convertirle en sucesor de su próspero negocio de importación-exportación. Pero Héctor fue un niño fantasioso y ávido lector, más interesado por la cultura que por el dinero. Se convirtió en un joven inquieto, rebelde y luchador. Siempre encontró en los libros su vía de escape. Decidió estudiar literatura y vio en la docencia una oportunidad de "cambiar" el mundo, a través de la educación de los chavales. Cuando su ambicioso padre se dio cuenta de que era inútil luchar contra los verdaderos deseos de su hijo, decidió ponerse de su lado y le compró un viejo orfanato abandonado para que él lo convirtiese en el mejor colegio de la zona. Aunque no le faltaron novias ocasionales durante su juventud, se enamoró de la atractiva Elsa en cuanto la conoció durante sus años universitarios.
Jacinta: Nació en el pueblo cercano al Internado en el seno de una familia humilde. Movida por un insaciable afán de superación, pronto emigró a la ciudad donde aprendió rápido de la vida y se convirtió en una mujer autodidacta, luchadora. Pero chocó frontalmente con el machismo de la época y le costó salir adelante. Era demasiado lista para sus contemporáneos varones. Cuando volvió a su lugar de origen, encontró trabajo en el Orfanato La Laguna Negra, donde pudo desarrollar su instinto maternal ayudando a los niños, con los que siempre mantiene una relación peculiar: les mantiene a raya y ellos no pueden vivir sin ella. El único hombre que consiguió doblegarla, le dio una hija que perdió en extrañas circunstancias. A partir de entonces, Jacinta se quedó sin ilusión de vivir, pero jamás muestra sus debilidades. Héctor es la persona a la que más quiere en el mundo, con el que mantiene una relación sincera y sin fisuras, que le reconcilia levemente con los hombres.
María: nació en una familia desestructurada. Se crió en la calle. Su infancia se vio truncada por una temprana y devastadora relación con las drogas, que le llevó a relacionarse con gente problemática y a tener un hijo con tan solo 13 años. El padre de su hijo, un desalmado yonqui, la traicionó y vendió a la criatura para meterse un chute. Después desapareció durante años, dejándola desesperada. María se desenganchó de las drogas y salió adelante, alimentando la esperanza de algún día ser digna del hijo que tan cruelmente le había sido arrebatado. Hace dos años, encontró por casualidad al padre de su hijo. Tras una acalorada discusión consiguió que él le confesase que había vendido al niño a una pareja adinerada. En un arrebato de locura, le clavó un destornillador en el estómago y fue juzgada y enviada a cumplir condena por intento de homicidio. Su abogado alegó una enajenación mental transitoria y la internaron en un psiquiátrico. Durante su encierro en el centro de salud mental, conoció a un hombre que había compartido celda con su ex novio un año atrás. Así se enteró de que su hijo estaba en el Internado La Laguna Negra y de que su ex, y padre del niño, planeaba secuestrarle y chantajear a su actual familia. Obsesionada por proteger a su hijo, del que todavía desconoce el nombre, consigue un trabajo de limpiadora en el Internado y una noche, huye del psiquiátrico.
Elsa: Hija ilegítima de la mujer más guapa del pueblo más cercano al Internado. Creció junto a una madre egocéntrica y un padre superexigente y perfeccionista que no le perdonaba ningún error y siempre esperaba más de ella. Fue la mejor en la guardería, en el instituto y en la facultad. Su padre nunca le ha perdonado que no estudiase Medicina. En su fuero interno se considera una pueblerina y se avergüenza de ello, por lo que se viste impecablemente y se maneja con maneras de gran mujer.